Carmen Parra. Grupo 211
Magisterio Infantil. Narración TIC
DECIDÍ
ENSEÑAR
Érase una vez un niño
de cuyo nombre francamente no me acuerdo, al cual normalmente sus familiares y
amigos llamaban Junior por ser el pequeño de la familia. Dado que a Junior le
habían enseñado y guiado sus profesores para aprender con mayor facilidad y de
forma más autónoma, con frecuencia tenía tiempo de sobra para sentarse junto a
su abuelito a escuchar viejas historias. Toda esta historia comienza en una
casita cercana a la Universidad Autónoma de Madrid, allá por el año 2063, o
quizás en el 2053, aunque realmente puede que todo comenzase antes. En fin,
dejemos que la historia se exprese:
- Junior: Abuelito,
abuelito ya he hecho todos mis trabajos y he estudiado y aprendido todo lo que
los profesores me han aconsejado.
- Sergio: Muy bien
jovencito, entonces ¿por qué no vas a descansar y a jugar con tus amigos?
- Junior: Porque
querría que me contases una de esas historias tan antiguas, de cuando tú eras
joven y aún tenías pelo. Ya sabes, para publicarla y que todo el mundo vea cómo
comenzó este mundo de la tecnología.
- Sergio: (entre risas)
jovencito, probablemente el mundo de las tecnologías empezase hace muchos años
pero la historia que hoy te voy a contar sucedió un poco más tarde, cuando ya había
perdido mi increíble melena.
(Ambos se ríen, a
continuación Junior se sienta junto a su abuelo y comienza a grabarle,
orgulloso por lo importante que fue la
labor de su abuelo para la sociedad del futuro)
-Sergio: (mira
fijamente a la cámara que sostiene su nieto y se aclara la voz para a
continuación comenzar su historia).Buenas tardes queridos seguidores de “Historia
de las TIC en la educación”. A menudo me alegro al recordar aquellos años en
los que me dedicaba a la enseñanza de la Tecnología de la Información y la
Comunicación en la Universidad Autónoma de Madrid. Yo lo sabía, mi trabajo era
muy importante pero no todos los maestros estaban de acuerdo. Muchos pensaban
que no era tan relevante la incorporación de las TIC en las escuelas. ¿Y qué os
puedo decir yo queridos amigos, que vosotros no sepáis? Ahora que han pasado casi
cuarenta años no nos imaginamos una escuela, una educación o un aprendizaje sin
tecnología, pero en aquella época parecía algo innecesario o quizás no tan
importante como otras materias. (Suspira). Qué equivocados estaban, menos mal
que pronto la sociedad entró en razón.
Creo recordar que en el
año 2014 di clase a un grupo muy majo de jóvenes que querían ser profesores de
Educación Infantil. Como os podéis imaginar, yo les enseñaba TIC, en unas aulas
de informática que ahora mismo os asustarían, tan solo había unos ordenadores
viejos que continuamente fallaban y que a pesar de que eran sencillísimos de
usar, los alumnos continuamente solicitaban mi ayuda ya que no sabían muchas
veces ni encenderlos y una vez encendidos no todos sabían realizar correctamente
presentaciones o buscar información en Internet. ¿Qué absurdo nos parece ahora
verdad? Eso es porque ese año algo cambió, conseguí que los alumnos entendieran
la importancia de las TIC y lo hice hablando de autores como por ejemplo Jordi
Adell. Este caballero se dedicaba por aquel entonces al estudio de las Ciencias
de la Educación entre otras cosas. Sostenía que los maestros debían tener una
serie de competencias entre las que destacaba la competencia digital o
tratamiento de la información. Sí señores, esto que ahora os parece tan
sencillo y necesario no todo el mundo sabía hacerlo. Adell consideraba que esta
competencia general estaba formada a su vez por otras cinco competencias. Una
de estas competencias era la competencia informacional, es decir, todas las
habilidades y destrezas que permitían trabajar con la información, ya sea
analizándola, gestionándola, criticándola, creando nueva información e incluso
difundiéndola. Y, en efecto, no le faltaba razón, cuán importante es el
aprendizaje de estas habilidades para saber distinguir la información correcta
de la errónea. En segundo lugar, también estaba formada por la competencia
tecnológica o informática, dicho de otro modo, consideraba que la sociedad
debía aprender a usar eficientemente las herramientas tecnológicas, muchas de
las cuales, estaban en continuo cambio. Además, consideraba significativo el
estudio de las alfabetizaciones múltiples, no solo del lenguaje oral. Seguido
de la adquisición de la competencia cognitiva genérica que permitía convertir
la información en conocimiento. Y finalmente, la ciudadanía digital para
preparar a los estudiantes a vivir en un mundo que comenzaba a confundirse con
el digital. No creáis que esto es nuevo, los jóvenes de entonces también podían
estar relacionándose unos con otros a pesar de estar cada uno en su casa. Sin
embargo, al no estar educados en ciudadanía digital corrían un gran peligro ya
que no todos sabían cómo comportarse y hacer valer sus derechos como ciudadanos
digitales. (Adell, 2011)
Pero aun habiéndoles
dado todas estas razones para desarrollar las TIC en las escuelas, los alumnos
no estaban muy seguros de su importancia. Así que seguí explicándoles que las
tecnologías facilitaban el acceso a la formación y la educación y que además
permitían que se produjese el aprendizaje en cualquier lugar, no necesariamente
en la escuela. Y esta idea pareció gustarles, aunque eran conscientes de que no
solo valía con tener unos recursos buenos para acceder a la tecnología. Si los
profesores que les guiaban en este aprendizaje no se interesaban por su uso y
no innovaban, jamás se lo podrían transmitir para que ellos los pusiesen en
práctica. Por aquellos años, los maestros usaban las TIC para reforzar sus
presentaciones o como elemento de apoyo, pero no enseñaban a los alumnos a que
explorasen y trabajasen de forma autónoma apoyados en dichas tecnologías.
Tampoco quiero que penséis queridos seguidores, que los jóvenes del pasado eran
unos incultos. Ellos estudiaban de una forma distinta a la actual y estaban empezando
a ser conscientes de que aunque se podía aprender sin el uso obligatorio de
tecnologías, si las usaban, este aprendizaje se convertiría en algo más
innovador, dinámico y se producirían mejoras muy difíciles de suceder sin el
uso de las mismas.
Una vez explicado todo
esto, los alumnos se entusiasmaron, pero eran conscientes de lo difícil que
sería esta tarea de incorporación de las TIC pues los currículos ya eran
bastante amplios en sí. Sin embargo, siguieron luchando ya que tomaron
conciencia de que si luchaban contra el analfabetismo digital, los maestros
estarían mejor formados y mejorarían los resultados y el rendimiento en la
enseñanza. (Carneiro, Toscano y Díaz, T.)
De hecho, a estos
jóvenes del pasado les debemos el presente. Ellos, que estudiaban para ser
maestros, se esforzaron y consiguieron mejorar el funcionamiento de las aulas
digitales. Sin el esfuerzo de estos profesores no hubiésemos conseguido llegar
al momento en el que nos encontramos ahora, de pleno conocimiento de la
sociedad digital y de las tecnologías que aún todavía siguen mejorando. Estos
docentes actuaron conforme a las competencias que diversos autores como Cabero
o Tejada concluyeron que un maestro debía tener: tuvieron una actitud positiva hacia las TIC,
conocieron sus usos en el ámbito educativo y en sus respectivas áreas de
conocimiento, hicieron uso de ellas en sus actividades diarias, las integraron
en el currículo, propusieron actividades para que los alumnos las usasen y
finalmente las evaluaron. (Cabero et al, 1999; Majó y Marqués, 2002; Tejada,
1999). De esta forma, se integraron en la sociedad digital y mejoraron el
proceso de enseñanza-aprendizaje apostando por la actualización y la
modernización, mediante una constante formación. (Mayorga, Madrid y Núñez, F.,
2011)
La integración a la
sociedad digital y la incorporación de las TIC no solo fue complicada porque
hubo que concienciar a los docentes, también hubo que conseguir el apoyo de las
universidades para que educaran en estas competencias a los estudiantes,
especialmente a los que estudiaban para ser maestros, ya que serían los
encargados de potenciar su uso en un futuro; y digo su uso porque no se trata
solo de saber utilizarlas sino también de incorporarlas correcta y eficazmente
en las actividades de aprendizaje e incluso de ocio diarias. (Gallego, Gámiz, y
Gutiérrez, 2010). Por lo tanto, para enseñarles me basé en las capacidades que
consideraba Tejada que debían tener los maestros, es decir, les enseñé a “planificar, impartir, tutorizar y evaluar acciones
formativas, elaborando y utilizando medios y recursos didácticos, promoviendo
la calidad de la formación y la actualización didáctica”. (Tejada, 2009).
Como habéis observado,
estos jóvenes no tuvieron miedo a equivocarse y decidieron ser originales en la
educación apostando por la innovación.
En fin, queridos
seguidores, creo que va siendo hora de apagar la cámara e irme a dormir, que ya
os he contado mucha historia por hoy. Espero que os haya gustado la razón por
la que decidí enseñar TIC y os permita ampliar vuestro PLE o Entorno Personal
de Aprendizaje. Podéis dejarme comentarios o compartir más información. Muchas
gracias, nos vemos en el próximo video.
(Junior apaga la cámara
y sonríe a su abuelo en agradecimiento no solo por haberle contado una historia
tan interesante sino por haber contribuido de forma tan importante en la
sociedad)
-Junior: Gracias
abuelito, me voy corriendo a publicarlo, no quiero que nadie se pierda toda
esta información.
-Sergio: No, jovencito,
ya es hora de irse a dormir, ya lo subirás más tarde.
-Junior: Está bien
abuelito, buenas noches.
-Sergio: Que descanses.
FIN
BIBLIOGRAFÍA:
Adell, J. (2011). La competencia digital. 13 de febrero de 2011.
Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=tjC1LOC0r1g
Adell, J. (2011). Entornos personales de aprendizaje. 5 de octubre de 2011. Humano digital.
Carneiro, R., Toscano,
J.C. y T. D. (n.d). Los desafíos de las TIC para el cambio educativo. Fundación
Santillana, Madrid.
Gallego, M. J., Gámiz,
V. y Gutiérrez, E (2010).El futuro docente ante
las competencias en el uso de las tecnologías de la información y comunicación
para enseñar. EDUTEC- Revista electrónica de Tecnología Educativa, nº
34.
Mayorga, M. J., Madrid,
D. y Núñez, F. (2011) La competencia digital de
los docentes: formación y actualización en web 2.0.
Robinson, K. (2006). Las escuelas matan la creatividad. Recuperado de
https://www.youtube.com/watch?v=nPB-41q97zg
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